Desde hace años forma parte de las consultas médicas con especialistas de diversas ramas: obstetras, clínicos y nutricionistas pesan al paciente en chequeos anuales y/o tratamientos.
Y puede ser que muchas personas no reparen en esa práctica. Sin embargo, a muchas otras -y sobre todo quienes padecen trastornos de la conducta alimentaria (TCA)-, les resulta incómoda y hasta puede generarles un impacto en su salud psíquica.
En la misma línea, la ONG creó unas tarjetas especiales que dicen “Por favor no me pese, a menos que sea (realmente) médicamente necesario”. En el dorso, se resumen los motivos por los cuales consideran que la salud va más allá del peso, y que esta práctica puede ser estigmatizante.
El objetivo es ayudar a todas aquellas personas que se sientan incómodas en estas situaciones a comunicar las causas por las cuales consideran que pesar de rutina a los pacientes no solo puede ser innecesario, sino también contraproducente.

“Creo que pesar a las personas de rutina en las consultas debe ser desnaturalizado, somos una sociedad y tenemos una medicina pesocentrista, y estamos automatizados para usar la balanza en todas las consultas”, sostiene Jesica Lavia, licenciada en Nutrición, asesora en el Ministerio de Salud de la Nación y coautora del libro “Pese lo que pese, contra la hegemonía del cuerpo ideal”.
“Creo que el uso de la balanza depende de muchos factores, pero siempre debemos tener en cuenta a la persona que tenemos adelante, cuáles son sus vivencias”, añade.
