Un jujeño fue distinguido por la Academia Nacional de Ingenería por ser egresado sobresaliente

Juan Gabriel Fernández Miranda, ingeniero graduado de la Facultad de Ingeniería (FI) de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu), recibirá la distinción de la Academia Nacional de Ingeniería con el Premio “Ing. Isidoro Marín” 2022 junto a otros 64 egresados sobresalientes del país.

Esto fue comunicado por la Facultad de Ingeniería de Jujuy que expresó el júbilo tras recibir la noticia. El reconocimiento llega dad que Juan Gabriel es uno de lo egresados sobresalientes del país.

«Estos Premios tienen por objeto evidenciar públicamente a quienes se hayan destacado por su capacidad y dedicación al estudio durante su carrera universitaria, alcanzando un nivel sobresaliente de capacitación científico-técnica reconocida por su Universidad y por la Academia», explicaron desde la Facultad de Ingeniería en una publicación en redes sociales.

El acto de premiación se realizará el próximo viernes 2 de diciembre, a las 18.15 horas en el Aula Magna de la Academia Nacional de Medicina, en la Ciudad de Buenos Aires.




Premiados en la Edición 2022
Agustín Aguirre Ruíz Díaz UCP
Santiago José Horacio Altieri UTN FR Resistencia
Fabián Horacio Álvarez UNaM
Damián Arias Maboli UTN FR Villa María
Ricardo Arraga UNTREF
Aylén Arvid Hirsch UTN FR La Plata
Yamir Omar Balsamello UNPSJB
Hernán Alejandro Buono UNQ
Mauro Casciaro UADE
Cristian Matías Cattaneo UTN FR Concordia
Mariel Elizabeth Céspedes Ortega UNLZ
Alan Xavier Churichi UTN FR Paraná
Daniela Valeria Czbotaronek UNMdP
Nicolás Ezequiel De Oliveira UNLu
Aylén Giuliana De Vita UTN FR Avellaneda
Alexander Ivan Drapanti UNLPam
Juan Pablo Escobar UNDEF
Matías Leandro Feld UBA
Juan Gabriel Fernandez Miranda UNJu
Ignacio Ferrao UNSTA
Matías Nicolás Ferraro UNLaM
Martín Ignacio Gaddi UA
Axel Daniel Gimenez USAL
Fernando Roberto Gomez UNSAM
Alicia Agustina Luz Gonzalez UTN FR General Pacheco
Francisco Iarussi UNCPBA
Lucas Kammann ITBA
Nelson Alejandro Kuc UNPATA
Martín Ezequiel Lejman UTN FR Concepción del Uruguay
Gianluca Lombardo UNNOBA
Gabriel Martín Martínez UNNe
Juan Ignacio Melia UTN FR San Rafael

Nahuel Daniel Mendez UTN FR Haedo
Agustina Carolina Mignini UCEL
Rocío Minguillón Jacob UCC
Marco Luis Miretti UTN FR San Francisco
Genaro Montaldo UTN FR San Nicolás
Franco Nardi UNL
María José Orozco UNSL
Francisco Patitucci Perez UNLP
Agustín Ezequiel Pereyra UNDEF
María Sofía Pigino UTN FR Córdoba
Damián Piovaroli UTN FR Buenos Aires
Facundo Martín Poblete Losada UTN FR Bahía Blanca
Santiago Porchietto UCSE
Santiago Raimondi UNC
Paula Regueiro Puchulu UCA
María Magdalena Robaglio Uhrig UTN FR Rosario
Giovana Rosso UTN FR Santa Fe
Dardo Joaquín Ruggeri UNCu
Juan José Salas UNT
Ailín Salvain Destain UNS
María Paula Samaniego UNSaM
Valentina Sanchez FASTA
Joel Agustín Sanchez UTN FR Mendoza
Agustina Setula UM
Sol Suarez UB
Daniel Teilletche UNAJ
Agustina María Claudia Thibaud Poretti UF
Andrea Daiana Tosco UTN FR Venado Tuerto
Guillermo Andrés Trigo UNSJ
María Florencia Turner UTN FR Santa Cruz
Victoria Vigroux UTN FR Rafaela
Tomás Weidmann UJAM
Bruno José Zorzet UNER

Fuente: Somos Jujuy




Cosechaba uvas para poder pagar sus estudios y logró recibirse de ingeniero

Joel Sánchez recibió los golpes más duros cuando era niño. La muerte de su papá noqueó a una familia que no tuvo tiempo para asimilar el dolor en un contexto de crisis económica. Su mamá salió a limpiar casas y él y sus hermanos encontraron trabajo cosechando uvas en fincas de la zona.

Había que sobrevivir a todo eso y, además, ir al colegio a estudiar. Fue el mejor homenaje que le podría dar a su padre, la mayor muestra de esfuerzo ante la adversidad y una demostración de carácter de parte de un chiquito que supo administrarse los tiempos para no dejarse caer.

"Éramos menores y fue la única salida que encontramos para ganar dinero".

Joel no tuvo opción más que hacerse fuerte para ayudar a su familia. Es que el trabajo en la cosecha de uvas era severo y muy competitivo, la temporada iba desde diciembre hasta abril y, como se pagaba por la cantidad de uvas que había recolectado cada uno, nadie le tuvo piedad a él ni a sus hermanos. Había que luchar por cada peso.

Se levantaban a las 4 de la mañana y los llevaban hasta las fincas en la caja de un camión. “Te pagan según la cantidad que coseches. Si hay 1000 tachos en total para llenar, tenés que ser rápido porque te puede pasar que vos hagas 100 y otro 900. Al principio, de hecho, nos sucedía eso”, describió Joel a TN.

"Me sentía motivado para seguir estudiando, siempre había soñado con ser ingeniero".

De la escuela pasó a la universidad y de la finca, saltó a la firma constructora José Cartellone, que tomaba pasantes. “Conté mi historia y quedé seleccionado enseguida, me apuntalaron y me dieron todas las posibilidades para que jamás abandonara mi carrera. Siempre estaré agradecido”.

Su aventura académica también implicaba una mudanza hacia la capital mendocina. Un cambio fuerte para un adolescente que no estaba acostumbrado al ritmo de la gran ciudad: “Una sola vez había visitado la ciudad de Mendoza, éramos una familia humilde que nunca antes había salido del barrio Municipal de San Martín. Me perdí un millón de veces y me sucedieron miles de anécdotas”.

Su ajustada situación económica le achicaba el margen de error. Con algunas becas que lo ayudaban con gastos, el estudiante estaba obligado a tener un buen promedio para mantenerlas. Cada examen era una final que no podía perder, a cambio, recibía un importe para cubrir gastos de transporte, comedor, fotocopias y una residencia para estudiantes.

El sueño cumplido

Llegó el día. 2 de agosto de 2021, Joel rindió en la UTN “Proyecto Final” y escuchó la frase con la que se ilusionó durante cinco años: “ya sos ingeniero electromecánico”. De inmediato las cosas empezaron a cambiar: “Me recibí y me ascendieron inmediatamente”, cuenta hoy sobre su nueva vida como profesional.

"Luego de 5 años y 4 meses mi vida cambió para siempre".