Máximo Thomsen pasó de ser “el líder” a el más odiado de los rugbiers

Unos minutos marcaron un vuelco absoluto en la vida del principal condenado por a muerte de Fernando Báez Sosa: Máximo Thomsen. El joven que lideraba el grupo de los rugbiers que tenían por costumbre salir los fines de semana a mostrar su poder a los golpes, tras la condena judicial, no solo perdió su libertad, también perdió su liderazgo.

Ya en el último tramo del juicio, los rugbiers comenzaron a romper el pacto de silencio que había promovido la familia de Thomsen desde que fueron detenidos en Villa Gesell. Sucede que su padre, era el progenitor con peso más fuerte del grupo de jóvenes, no sólo porque en Zárate afirman que tiene un mejor pasar económico, sino también por supuestas vinculaciones pasadas con el poder político.

Así, todos los condenados se encolumnaron detrás de las órdenes de las órdenes del abogado Hugo Tomei y mantuvieron un silencio absoluto, algo que que comenzó a romperse incluso antes de que se conocieran las condenas y que explotó luego de conocerse las sentencias condenatorias.

Máximo Thomsen pasa sus días en el penal de Melchor Romero desde donde, luego de recibir una dura golpiza de quienes supieron ser sus compañeros incondicionales, comenzó a mostrar quiebres que preocupan al personal del servicio penitenciario. Fue esta misma pelea la que llevó a separar a los condenados.

No bien fue trasladado se conoció que mostró duros signos de depresión, algo que supuestamente se incrementa día a día. Incluso, se conoció una nota en la que el mismo Thomsen afirmó sentir “claustrofobia”, pidió disculpas por darle patadas al buzón (la celda donde lo alojan) y pidió ver a un pastor y una Biblia. Esto despertó las alarmas en el Servicio Penitenciario, donde el temor porque intente quitarse la vida llevó a tomar acciones precautorias.

Desde entonces Máximo Thomsen está cumpliendo una condena perpetua pero está constantemente monitoreado y asistido por médicos y psiquiatras.

Los rugbiers recibieron la última visita de sus familiares en el penal de Dolores antes del veredicto

A pocos días de que se conozca el veredicto a los 8 rugbiers por el crimen de Fernando Báez Sosa, los imputados recibieron la última visita de sus familiares en el penal de Dolores, donde están alojados desde el comienzo del debate oral.

Los padres de los acusados llegaron a la zona de visitas minutos antes de las 17 para poder despachar la mercadería que llevaron y aprovechar las dos horas completas que tienen para estar con ellos.

Según informó la periodista Paula Bernini desde Dolores a Está Pasando por TN, las familias fueron con bolsas cargadas, ya que hace 15 días que no ven a los imputados.



Si bien estaba pautado que las visitas ocurrieran una vez por semana durante el juicio, el miércoles pasado se extendió la audiencia de los alegatos finales por parte de la fiscalía y el particular damnificado, lo que llevó a que los imputados estuvieran en el Tribunal durante el horario en el que suelen recibir a sus allegados.

La de hoy es la última visita pautada para los acusados en la cárcel de Dolores, ya que la jueza María Claudia Castro, presidenta del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°1 de Dolores, deberá definir el lunes a qué penal serán enviados los ocho acusados en caso de ser condenados y si estarán juntos o separados en sus respectivas celdas.

El lunes 6 de febrero el debate oral que juzga a los rugbiers por el crimen de Fernando Báez Sosa llegará a su fin. En un principio se barajó la posibilidad de que el veredicto se divulgara el 31 de enero, pero la magistrada Castro finalmente fijó la fecha para la primera semana de febrero.



Durante los alegatos, la fiscalía pidió la prisión perpetua para los ocho imputados y acusó a los testigos Juan Pedro Guarino y Tomás Colazo por el delito de falso testimonio. Fernando Burlando, representante de la familia de la víctima, solicitó la misma pena para todos los acusados.

Del mismo modo, el letrado aceptó en su lugar una pena por homicidio preterintencional o, en su defecto, por homicidio simple con dolo eventual.

Tras los alegatos finales, los imputados dijeron sus últimas palabras y pidieron disculpas a la familia de Fernando Báez Sosa. Además, aseguraron que nunca quisieron matar a la víctima.

Sin embargo, Silvino Báez, padre de Fernando, afirmó: “No les veo la sinceridad, me parece que fue muy actuado”. La madre de la víctima, Graciela Sosa, acompañó sus palavras: “Pedir disculpas después de haber matado es indiferente para mí”.